"Ver y comentar cine"



viernes, 23 de mayo de 2008

EL COCINERO, EL LADRON, SU MUJER Y EL AMANTE


Qué Buena película: hay arte, hay ingenio, hay innovación. Si el desenlace es irónico, también es cierto que allí se vive una experiencia erótica transitoriamente feliz, la transitoriedad del amor imposible y apasionado. Los escenarios están llenos de exquisitez, de una solemnidad rasgada por lo grotesco de los personajes, con una música de fondo que logra llevar el drama de forma pausada y a la vez violenta.

Una linda mujer como protagonista, misteriosa y apasionada, esclava y sublevada y su amante un hombre discreto y tranquilo… Mientras su esposo, un maldito truhan que al espectador enerva y consigue su odio. Un cocinero exquisito, impenetrable, un muchacho que inspira ternura por su estado indefenso e inocente, todos estos personajes producen una combinación dramética que mantiene la tensión hasta el último momento…

Peter Greenaway (5 de abril de 1942), es hoy un reconocido director de cine inglés, cuya formación se dio en las artes plásticas, específicamente en la pintura. Prototipo del cineasta-artista europeo, totalmente alejado de los supuestos de cine comercial actual. Greenaway se ha mantenido escéptico acerca de las restrictivas fronteras del cine, se puede decir que sus películas no intentan mantener vigentes las características tradicionales del cine. Sus films se destacan dentro de la producción general de la "industria". Algunos críticos han definido su producción como anticine y ni siquiera lo consideran cineasta, seguramente Greenaway no estará en desacuerdo con esto ya que mantiene siempre una actitud inquieta con respecto a las inhabilidades del cine: no hay tacto, no hay olor, no hay temperatura, corta duración, audiencias pasivas y sedentarias, no existe el diálogo con la audiencia, sobrecarga de especificaciones técnicas limitadas a la composición de cada cuadro de la película, visibilidad desde una determinada dirección. Desmedida búsqueda de la realidad, sets temporales, actores educados para pretender actuar, ilusiones planas, poca compresión de la pantalla como pantalla. Intereses comerciales omnipotentes. Son todas estas algunas de las tiranías a las que se enfrenta Greenaway en su cine, el cuadro, el actor, el texto y, la más molesta de todas, la tiranía de la cámara.

La lista de desencantos es larga. Sin embargo, él no está solo en sus opiniones, su estrategia actual es investigar y cambiar estas limitaciones y para ello invierte mucho tiempo en actividades diferentes al cine, con el ánimo de llevar dichas actividades hacia el cine con la esperanza de reinventarlo. Algo que se hace cada vez más difícil, pero mucho más necesario. Un medio sin una reinvención constante está condenado a morir. Muchos dicen que hoy no hay grandes inventores en el cine, se han ido a otros lugares, tal vez están haciendo lo correcto.

Helen Mirren (1946- ), actriz británica que ha compaginado una larga carrera en el teatro clásico con numerosas intervenciones en el cine y en la televisión.

Su primer trabajo como actriz fue en el National Youth Theatre, antes de incorporarse en 1967 a la Royal Shakespeare Company (RSC), compañía con la que permaneció hasta 1975. Su capacidad como profesional, su sensibilidad y su inteligencia como actriz le han proporcionado grandes éxitos de crítica, en especial en los papeles clásicos, como Ofelia en Hamlet (c. 1601, de William Shakespeare, en 1970), lady Macbeth en Macbeth (c. 1606, de Shakespeare, en 1974), La duquesa de Malfi (c. 1614, de John Webster, en 1980) y Un mes en el campo (1855, de Iván Turguéniev, en 1994). Tampoco ha rehuido obras de autores contemporáneos como David Hare y Stephen Poliakoff.

En los últimos años, sus interpretaciones teatrales han disminuido a la par que ha ascendido su popularidad por su intervención en series de televisión y en el cine. Ejemplo de ello es su participación en las películas El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (1989), del director británico Peter Greenaway; La locura del rey Jorge (1994, de Nicolas Hytner), por la que recibió en 1995 el premio a la mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Cannes; Last Orders (2001, junto a Bob Hoskins y Michael Caine); Las chicas del calendario (2003, de Nigel Cole); La sombra de un secuestro (2004, de Pieter Jan Brugge), junto a Robert Redford, y Shadowboxer (2005, de Lee Daniels). En 2007 obtuvo el Oscar de la Academia a la mejor actriz por su papel protagonista en The Queen (2006, de Stephen Frears), trabajo por el que consiguió otros galardones, como la copa Volpi del Festival de Venecia de 2006 y, al año siguiente, el Globo de Oro a la mejor actriz dramática en la categoría de cine.

Véanla!

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